Estrategias de gestión del Proyecto Curricular de Centro Educativo
La puesta en funcionamiento de la Reforma ha revitalizado el debate y la reflexión sobre los aspectos pedagógicos y curriculares relacionados con los requerimientos educativos actuales. Como pasa siempre, las innovaciones llevan a nuevos planteamientos, estructuran nuevas relaciones y plantean nuevas formas de acción. La aparición del Proyecto Curricular de Centro (PCC) ha sido en este sentido un referentes que está induciendo a los centros a replantear sus formas de acción y los fundamentos sobre los que se basa la acción pedagógica.
Por un lado, el Proyecto Curricular de Centro aparece como una opción que se va a asumir a nivel del sistema educativo, de los centros y de los profesores. La determinación del nivel de autonomía que han de tener las instituciones, la delimitación de funciones que deben cumplir los centros educativos y la clarificación del papel que ha de ejecutar el profesorado son concreciones muy necesarias para la construcción curricular.
Por otro lado, el Proyecto Curricular supone un compromiso institucional mediante el cual se explicitan los acuerdos que los diferentes profesionales de la educación asumen de una manera consensuada y coordinada. Se actúa así democráticamente al hacer público el conjunto de intenciones que emergen de la actividad de los centros, al mismo tiempo que se facilita el proceso de participación de los responsables y ejecutores de la actividad educativa.
Pero también, el Proyecto Curricular de Centro surge como una construcción que debemos planificar, desarrollar y evaluar en el contexto de la búsqueda de una mejora de la calidad educativa. La explicitación que se hace en el PCC de las propuestas de cada centro creemos que posibilita actuaciones individuales y colectivas más económicas y racionales. Además de orientar las actuaciones y la clarificación ideológica y organizativa de los centros contribuye a facilitar acciones coordinadas, coherentes y no contradictorias y sirve al proceso de legitimización que debe acompañar a las organizaciones que se mueven en contextos democráticos.
Concretar el Proyecto Curricular de Centro en documentos puede interpretarse, más allá de la explicitación de intenciones que se hace, como un intento de acotar la práctica mediante el proceso de planificación. Sin negar el interés que pueda tener esta dimensión, elaborar el PCC puede ser también una oportunidad para que el profesorado revises sus planteamientos, afronte los problemas, innove, etc. En este sentido, impulsar la realización de proyectos curriculares no es sólo un acto administrativo y burocrático o la consecuencia y necesidad de un modelo de escuela; es la oportunidad de impulsar el trabajo en equipo del profesorado o, en definitiva, una forma de posibilitar una acción profesionalizadota.
No obstante, el intento de profesorado de pasar de una mentalidad individualista a otra más cooperativa sólo será posible si en la configuración del proyecto curricular se respeta una determinada forma de hacer democrática, abierta, pluralista e integradora.
Situados en esta última perspectiva, el presente texto ofrece un conjunto de propuestas que sirven para orientar el trabajo de los centros, sean de titularidad pública o privada, de primaria o de secundaria, y la actuación de sus responsables o de los asesores que apoyan sus decisiones. Son un conjunto de reflexiones y de estrategias ordenadas gráfica y narrativamente de acuerdo con el proceso que cualquier centro puede llevar a cabo en la realización del PCC. En definitiva, una ordenación secuenciada del conjunto de actuaciones que se pueden realizar.
No pretendemos establecer modelos ni definir las situaciones aceptables; sólo proponer elementos para que cada centro delimite las decisiones más adecuadas a su contexto interno y externo. Bajo esta perspectiva, se ha primada el lenguaje claro y sencillo, entendiendo que lo que precisan los directivos de los centros son esquemas y propuestas que faciliten su aproximación al tema. Posteriormente, pueden adquirir diferentes niveles de profundidad a partir de la bibliografía final que el propio texto facilita.
La abundancia de gráficos se justifica, por otra parte, con la idea de proporcionar un soporte que pueda servir al proceso formativo que los asesores, jefes de estudio y otros responsables deberían promover como base del cambio que se propone.
En definitiva, un soporte informativo y gráfico que, sin duda, permitirá mejorar la calidad del proceso formativo y el desarrollo profesional de los docentes.